martes, 14 de febrero de 2012

LA MEZQUINDA DESCALIFICA AL GUERRERO



Si algo no debe ser jamás un guerrero espiritual es mezquino. La mezquindad descalifica al guerrero. Debe hallarle el gusto a la generosidad. Nada hace al guerrero tan apuesto como la generosidad. Pero su generosidad jamás es debilidad. Nunca se presta a manipulaciones, exigencias o reproches de los otros. Un guerrero basa su energía a la impecabilidad de su vida.

El guerrero espiritual alimenta ilusiones. Sabe que en el espacio eterno la mayoría de los eventos escapan a su control. Apunta hacia su mente y es su mente la que trata de cambiar. Emprende la revolución interior. Se vierte en alquimista de sus profundidades. Ante lo inevitable, no guerrea; ante lo que debe ser modificado y puede ser modificado, lo modifica. No cree en las palabras. Todo está dicho, pero nada está hecho. Cree en la actitud impecable y en los actos que se corresponden con ella. Mira la vida como un carnaval y no se deja confundir ni persuadir por sus disfraces. Toma la vida por asalto. Cierra los oídos a los elogios y a los insultos. Embellece su mente con emociones positivas. No hace de su mente un estercolero ni de su corazón un erial. Limpia su hogar interior y lo abre de par en par a los otros.

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